“Es totalmente inconcebible que las finanzas públicas jueguen un papel importante en la transición hacia el desarrollo sostenible. La respuesta tiene que venir del dinero privado”. Las palabras pronunciadas por Simon Zadek, codirector de investigación sobre el diseño de un sistema financiero sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), durante un evento que se llevó a cabo en Singapur a principios de 2017, expresan la urgente necesidad de que la inversión privada logre la sostenibilidad global.
De hecho, a pesar de los datos sin precedentes registrados en 2016, todavía existe una falta de inversión en la financiación ecológica, para asegurar que el mundo tenga un futuro sostenible. La financiación ecológica consiste en inversiones que contribuyan a alcanzar una economía sostenible, baja en carbono y resistente al cambio climático. En otras palabras, es la clave para reducir nuestras emisiones de carbono y para lograr la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
Sin embargo, un examen más atento de las tendencias globales de inversión, ilustra una situación muy paradójica. De acuerdo a Simon Zadek, la innovación en la financiación ecológica no es impulsada por los países donde se encuentran localizados los grandes capitales, sino por países en desarrollo como Mongolia, Kenia o Colombia. “Cuando se observa la cantidad de innovación que se está produciendo allí, especialmente en el área de la tecnología financiera, uno se da cuenta de que existe una gran oportunidad para que el mundo desarrollado aprenda del mundo en desarrollo” afirmó Nuru Mugambi, directora de comunicaciones y asuntos públicos de la Asociación de Banqueros de Kenia. En su país, la aplicación de las transferencias de fondos basadas en la telefonía móvil como una herramienta para que los empresarios accedan a la micro-financiación, ya forma parte de la vida cotidiana. Para Erik Solheim, director ejecutivo del PNUMA, las iniciativas innovadoras en las economías en desarrollo demuestran la forma en que el financiamiento privado puede adaptarse para afrontar los desafíos de financiar opciones sostenibles.
Liderando las inversiones globales de financiación ecológica, China allana el camino para promover el desarrollo sostenible de la economía. El nuevo programa de 35 puntos del gobierno chino “mejorará el funcionamiento de los mercados de capitales en cuanto a la asignación de recursos y al servicio de la verdadera economía y apoyará el desarrollo de una civilización ecológica”, informó el Banco Popular de China.
Sin embargo, sólo un compromiso global nos permitirá recaudar fondos suficientes para abordar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. Teniendo en cuenta que necesitamos más del doble del acervo actual de capital global para lograr la Agenda 2030, no hay nada más importante que la ampliación de las inversiones privadas, al tiempo que se utiliza a la comunidad internacional como un catalizador. “Es muy difícil que el sistema financiero funcione en y por sí mismo, independientemente de las agendas internacionales y nacionales”, según subrayó Piyush Gupta, director ejecutivo de un banco de la India. De ahí la necesidad de una movilización global de todas las partes interesadas, bancos, gobierno y empresas para trabajar eficientemente para alcanzar opciones sostenibles. Financiar el desarrollo sostenible es actualmente un desafío vital, ya que debemos acercarnos lo más posible al aumento de temperatura de 2 grados Celsius si queremos garantizar un futuro para la próxima generación.
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